Narra
Noelia
Puedo oír el grito de Melissa
perfectamente al otro lado de la línea, y veo la cara de dolor que
pone Blanca. Claro, es que casi le rompe el tímpano.
Hace un par minutos, George ha llamado
a mi amiga, diciendo que están preparando un encuentro con One
Direction. Ya os podéis imaginar cómo se ha quedado; es su sueño
desde hace tres años, y lo va a ver cumplido, es Directioner, al fin
y al cabo. Luego me lo ha contado a mí, y he entrado en estado de
shock, sacudiendo la cabeza, y tartamudeando. Al menos no grito, ¿no?
De todas formas, no es seguro que
podamos verles las demás, y eso casi hace que me salgan lágrimas.
También es mi sueño. Es nuestro sueño, siempre lo ha sido. Blanca,
sin embargo, ha asegurado que nos llevará. <<Si es necesario,
en mis maletas>> ha dicho ella. Y confío en mi amiga.
Ahora caminamos a toda prisa hacia el
lugar donde hemos dejado al resto, en nuestra loca persecución. Me
gustaría ver las caras de las chicas cuando Meli se lo cuente.
Ya las vemos: María saltando, Meli
sacudiendo a todos, y Clara agitando las manos y pegando gritos.
Blanca sale corriendo hacia ellas, y
las abraza, murmurando cosas y fangirleando. Resulta irónico.
Es cantante, y fangirlea. Pero bueno, es una chica joven al fin y al
cabo, ¿o no?
Tras un rato, conseguimos calmarnos, y
Teo nos mira, alucinado. Blanca le pone una mano en el hombro.
-Tranquilo, es normal en nosotras.
Antes estábamos así a la mínima.
-Es verdad, alégrate de habernos
conocido ahora, y no hace dos años-añade María, entre carcajadas.
-La cosas han cambiado, con el salto a
la fama de nuestra estrella-dice Clara.
-Cuidado, Teo, es NUESTRA,
¿entiendes?-aprovecha Meli el comentario de Clara, insinuadora.
-Vale, chicas, tranquilas, ¿eh?
Todas nos reímos, ante la actitud
calmada y divertida del chico. Es majo, y un héroe, por aguantarnos
así.
-¿Os apetece bebida?-pregunta Blanca,
y todos asentimos, sonrientes.
Vamos a un nuevo bar de batidos
abierto al otro lado de la calle, y pedimos lo que más nos apetece.
Yo me cojo un batido de chocolate y caramelo, Clara uno de fresa y
ciruela, Melissa uno tropical, Blanca uno de mango y piña, y Teo y
María unos de chocolate blanco.
Por mucho que Blanca quiera pagar
todo, entre Clara y yo conseguimos hacerla cambiar de idea, pagando
nosotras una parte. Estamos una hora más juntos, y luego cada uno se
va a su casa.
Narra
María
Llego a casa, y me descalzo, dejando a
mis pies libres. Tras un rato tirada en el salón, decido darme una
ducha rápida, para quitarme el sudor y estar más fresca. La ducha
se alarga, porque me encanta la sensación del agua corriendo por mi
cuerpo, y de todos modos no hay problema, ya que vivo sola. Decido
ponerme ya el pijama, y ver una película. Al final me quedo dormida
en el sofá, con el televisor todavía encendido.
Los rayos del sol de las once me
despiertan, me estiro, me lavo la cara y me peino.
Luego abro la ventana, y noto que hoy
hace algo más de fresco. Tras un rato revolviendo mi armario, elijo
mi conjunto para hoy.
Cuando pienso en que no hay nada que
hacer, recuerdo que hoy es el concurso de Clara. Pero no me acuerdo
del lugar... Tras un rato pensando, la llamo.
-¡María! El concurso empieza en
seguida...
La interrumpo.
-Clara, ¿dónde era?
-¿Qué...? Qué cabeza la tuya-su voz
suena algo ofendida-. Calle Príncipe de Vergara veinte. Vente
rápido.
Cojo mi bolso y salgo disparada de
casa. No puedo llegar tarde, o se enfadarán todas. Me pregunto si
vendrá Teo...
Tardo media hora en llegar y entro en
el local como un tornado. Todo el mundo me mira, y los colores
empiezan a subirme. Ya ha empezado el concurso, y sólo espero que
Clara no haya salido todavía. Tras un vistazo rápido a la sala,
localizo a mis amigas, en una de las primeras filas. Me reúno con
ellas.
-María, ¿cómo te olvidas de
Clara?-me regaña Melissa.
No respondo, no tengo nada que decir.
-Bueno, da igual, está aquí, al fin
y al cabo, ¿no? A tiempo para ver a Clara-me defiende Blanca.
-Sí, pos los pelos-gruñe Meli.
-Venga, chicas, atended un
poco-protesta Noe.
Cuando termina la chica que está
cantando, aprovecho para ponerme más cerca de Blanca, y me doy
cuenta de que hay un guardia junto a ella. Vaya, ahora sí.
-¿Ha habido alguno bueno?
-Bueno, un par horribles, casi todos
los demás normales, con desafines, y un par muy buenos, la verdad.
-¿Clara ganará?
Me sonríe. Y yo le devuelvo la
sonrisa.
-Yo diría que sí.
Tiene una expresión segura, pícara y
orgullosa al mismo tiempo, y ya sé quién ha ayudado a Clara.
-La has entrenado, ¿no?-le susurro.
-Si a preparar su voz llamas entrenar,
sí.
Me río por lo bajo, y sale Clara al
pequeño escenario. Todas aplaudimos.
Es la última. Cruzo los dedos, aunque
todavía no sé para qué quiere participar en este concurso. A ella
no le emociona cantar. Entonces veo un cartél, dónde pone:
“X Concurso de canto urbano.
Premiados:
700 euros
Primer premio:
1200 euros
En cooperación con ONGs de África y
La India”.
Miro a mi amiga, que tiene una
expresión anhelante cuando Clara empieza a cantar “Peace On The
World”, y lo comprendo todo: Quiere irse de tour con ella.
Blanca ha hecho un gran trabajo con
Clara, porque su voz desentrenada es ahora bastante clara, y no
demasiado grave ni aguda. Espero que no las pillen, si no, no creo
que sea válido.
Termina de cantar, y volvemos a
aplaudir. La presentadora anuncia que en unos días se dirán los
resultados por teléfono, y luego nos da las gracias a todos, sobre
todo a los participantes.
Esperamos a que salga Clara, sin
librarnos del guardia de Blanca. Tiene cara de preocupación, pero la
cantante la abraza.
-Lo has hecho muy bien, en serio, creo
que vas a ganar.
-Blanca tiene razón-añado.
Fuera espera un coche, y nos dejan
montar en él con Blanca y los guardias. Es enorme, y tiene los
cristales oscuros. Cuando estamos de nuevo solas, ante su casa,
aprovecho para salir de mi duda.
-¿Por qué hoy si ha habido guardias?
-Porque era algo público, no lo pude
evitar. Además, ahora que falta poco para el concierto, no me
dejarán salir sola ni a pasear.
-¿Qué?
-Eso mismo, y sí, es muy pesado.
-A lo mejor solo te quieren vigilar
por si estás más con...-me río.
-¡María, no empieces eh!
-Era una broma, tranquila...
Las demás estallan en carcajadas, y
entramos en el edificio.
Como nos aburrimos, Blanca propone ir
a la piscina.
-¿A la municipal?-dice Noe.
-No creo que te dejen-comento.
-Me sé otra, esperad, voy a llamar.
Se va a su cuarto, y nos quedamos,
calladas.
-Por lo menos no hay guardias en el
piso-gruñe Clara.
-A saber si los ponen...
-Chicas, nos vamos en diez
minutos-anuncia Blanca, entrando por la puerta-. Os dejo yo bañador.
Vamos a su cuarto, y saca varios
bañadores, además de ropa fácil para la piscina.
Noe:
María:
Clara:
Melissa:
Yo:
Entonces suena el timbre, y salimos
para encontrarnos con una limusina negra. ¡Una limusina para ir a la
piscina! Esto ya es demasiado...
Entramos, y tomamos zumos que nos
sirven en una mesita. Todas miramos hacia fuera, intentando averiguar
a qué piscina vamos. Blanca se ha puesto los cascos, y mira a la
nada.
Cuando llegamos, debemos de estar en
las afueras, ante un caserón moderno, con una cubierta. Blanca la
señala y nos dice:
-Vamos allí, chicas, baño en el
veinteavo piso.
Ahora entiendo, es una piscina de esas
con seguridad, en las que sólo pueden entrar los famosos. Aunque
sean recientes, como Blanca.
En la puerta veo una figura que me
resulta conocida. Teo. ¿Qué hace aquí?
Parece que mi amiga lo ha invitado,
porque va a saludarlo, rodeada de guardias, y nosotras no tenemos más
remedio que seguirla.
Nos dejan entrar a todos, y nos
vigilan. Subimos a un ascensor de cristal hasta la planta de la
cubierta, donde dejamos las toallas en el césped, bajo la sombra de
una palmera, y nos metemos en el agua.
No hay mucha gente, pero un par de
chicas onceañeras se acercan; son fans, claro está. Hablan con la
estrella del grupo, se hacen fotos, y se van, emocionadas. La verdad
es que sigo sin acostumbrarme a esto. Antes éramos nosotras las
fanáticas, ahora una de nosotras es la estrella.
El móvil de Blanca suena, y sale del
agua para cogerlo. A saber para qué la llaman ahora.